Juan 3:1–17
Cuando estábamos en el local de Cangallo, armamos un bautisterio muy sencillo. Y arriba hicimos una tapa de madera bien reforzada, gruesa, firme.
La mirabas y parecía segura.
Pero aunque estaba hecha con dedicación... igual teníamos dudas.
Cada vez que Pablo se subía arriba... todos lo mirábamos.
No porque dudáramos de él...
sino porque sabíamos que la tapa estaba bien construida,
pero no sabíamos si estaba preparada para sostener tanto peso.
Y Dios me llevó a pensar en esto mientras preparaba la palabra:
👉 Hay cosas en nuestra vida que están bien hechas... pero no están preparadas para sostenernos cuando llega el peso real de la vida.
Éxitos, disciplina, moral, buenas intenciones, esfuerzo... todo bueno.
Pero ninguna de esas cosas puede sostenernos cuando la vida se pone pesada.
Y esto es lo que Jesús viene a mostrarle a Nicodemo.
NICODEMO: UNA VIDA ORDENADA... PERO SIN UNA BASE SEGURA
Juan 3:1–2
Nicodemo era lo que muchos hoy llamarían “buena gente”.
Un hombre correcto.
Preparado.
Disciplinado.
Respetado.
Un líder religioso.
Alguien que aparentaba tener su vida espiritual en orden.
Pero ese orden... no le alcanzaba.
Tenía preguntas. Tenía vacíos. Tenía dudas.
Y tenía miedo.
Por eso va de noche.
Porque no quería que lo vieran acercándose a Jesús.
No quería arriesgar su identidad, su reputación, su estatus.
Y ahí aparece el punto clave:
👉 Podés tener una vida armada... pero no una vida afirmada.
Nicodemo tenía mucho... pero no tenía lo esencial.
Tenía estructura... pero no tenía vida.
Tenía práctica espiritual... pero no tenía encuentro.
Tenía religión...
pero no tenía revelación.
JESÚS NO LO FELICITA: LO REDIRECCIONA
Juan 3:3
Nicodemo empieza con elogios: “Rabí, sabemos que vienes de Dios...”
Pero Jesús no entra en el juego.
No alimenta el ego espiritual.
No engloba la conversación en “qué bien estás”.
Jesús le pega directo al corazón:
“El que no nace de nuevo no puede ver el Reino de Dios.”
Jesús le está diciendo:
“No necesitás un ajuste.”
“No necesitás más información.” “No necesitás mejorar tu conducta.” Necesitás vida nueva.
Porque aunque la tapa esté bien hecha... si la base no cambia...
no te va a sostener.
👉 Jesús no vino a mejorar tu vida vieja... vino a darte una nueva.
EL PROBLEMA DE NICODEMO ES NUESTRO PROBLEMA
Juan 3:4
Nicodemo responde confundido:
“¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo viejo?”
Él piensa literal.
Pero Jesús está hablando espiritual.
Nos pasa igual:
—“Yo soy así.”
—“YO me formé así.”
—“Tengo esta personalidad.” —“Tengo esta historia.”
—“A esta edad no voy a cambiar.”
Pero Jesús dice:
👉 “Lo natural llega hasta cierto punto.
Si querés vida nueva, necesitás nacer del Espíritu.”
LO QUE ES NACIDO DEL ESPÍRITU TIENE VIDA REAL
Juan 3:5–8
Jesús le explica:
“El que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.”
No está hablando de religión.
No está hablando de ser “mejor persona”. No está hablando de esfuerzo humano.
Está hablando de un cambio de ADN espiritual.
Hay cosas en tu vida que no van a cambiar por disciplina, ni por fuerza de voluntad, ni por motivación.
Solo cambian cuando el Espíritu Santo hace una obra nueva.
👉 Lo que construís vos puede quebrarse.
Lo que construye Dios permanece.
LA VIDA NUEVA SE VE – Y SE SIENTE
Jesús dice que el Espíritu es como el viento:
No lo ves...
pero lo sentís.
No lo agarrás... pero te cambia. No lo controlás... pero te transforma.
Hay gente que está hoy acá porque vio el viento en la vida de otro. No entendieron todo...
pero vieron cambio real.
Gente más libre. Más en paz. Más firme.
Más entera.
Por eso hoy hay bautismos. Porque alguien dijo:
👉 “Lo viejo ya no me sostiene; necesito nacer de nuevo.”
DIOS NO TE SEÑALA, DIOS TE REGENERA
Juan 3:16–17
Jesús cierra con el corazón del Padre:
“De tal manera amó Dios al mundo...”
El nuevo nacimiento no nace de tu culpa. Nace del amor de Dios.
Dios no vino a recordarte lo que hiciste mal.
No vino a decirte “tu vida no fue suficiente”.
Vino a darte lo que vos no podías darte a vos mismo:
Vida nueva.
Vida eterna.
Vida abundante.
Vida con propósito.
Y dice el verso 17:
“Dios no envió a su Hijo para condenar... sino para salvar.”
Jesús no vino a mostrarte tu tapa débil. Vino a darte una base eterna.
REFLEXIÓN FINAL — ¿QUÉ TE ESTÁ SOSTENIENDO HOY?
Todos construimos una “tapa”:
Mi carácter Mi trabajo
Mi reputación Mi familia Mi disciplina
Mi voluntad
Mi capacidad emocional
Y todas son buenas.
Pero ninguna puede sostener tu vida eterna.
Ninguna puede sostener tu culpa.
Ninguna puede sostener tu propósito.
Ninguna puede sostenerte en las tormentas.
Solo Jesús.
Este domingo vemos gente que decidió dejar la vida vieja, y dejar que Jesús haga lo que solo Él puede hacer.
👉 El bautismo no es un final.
Es un comienzo.
Es declarar:
—“No vivo por mis fuerzas.”
—“No camino por mis criterios.”
—“No me afirmo en lo que construí yo.” —“Mi vida está afirmada en Cristo.”
Seguimos Juntos X Mas
Pastor Christian Schahab