Nacer no debiera ser motivo de tristeza ni de preocupación, sino motivo de esperanza y una oportunidad para ver y experimentar milagros.
👉🏻 Donde hay nacimiento, hay expectativa.
👉🏻 Donde hay nacimiento, Dios está haciendo algo nuevo.
El nacimiento es una de las cosas más hermosas que podemos experimentar en nuestra vida. De hecho, todos nosotros somos producto de haber nacido. Y más aún: somos producto de haber nacido de nuevo en Cristo.
Hasta me animo a decir algo más profundo: no nacemos una sola vez en la vida. Nacemos varias veces.
El primer nacimiento es el día en que nacemos físicamente. El día en que salimos del vientre de nuestras madres es el comienzo de nuestra historia en este mundo.
El segundo nacimiento ocurre cuando decidimos que Jesucristo sea Señor y Salvador de nuestras vidas y le damos lugar en nuestro corazón. Cuando recibimos a Cristo, algo muere… pero algo mucho más grande nace.
👉🏻 No es cambiar de religión, es nacer de nuevo.
El tercer nacimiento es cuando descubrimos para qué nacimos. Es ese día en el que algo hace click dentro nuestro y decimos: “Es para esto que estoy en este mundo”. Algunos lo descubren en un deporte, en la música, en el arte, en una profesión, en una tarea social. Descubren que nacieron para hacer una diferencia.
Otros experimentan un nuevo nacimiento en momentos cruciales de la vida. Superar una enfermedad, atravesar un accidente, vivir una situación tan fuerte que los lleva a decir: “Tengo una nueva oportunidad”. Y sienten que, literalmente, nacieron otra vez.
👉🏻 Dios es especialista en darnos más de una oportunidad para nacer.
Pero seamos honestos: nacer duele.
Aunque muchas veces no lo pensemos así, todo nacimiento está rodeado de dolor. La mujer que da a luz atraviesa dolores intensos en su cuerpo. El bebé también experimenta dolor al ser empujado a salir de su hábitat.
Quien descubre su propósito muchas veces pasa antes por frustración y decepción. Quien atraviesa una situación traumática sufre mientras está dentro del proceso. Y muchos de nosotros, antes de encontrarnos con Cristo, enfrentamos dolores profundos.
👉🏻 El dolor no niega el nacimiento. Lo anuncia.
Entonces parece una contradicción: decimos que el nacimiento no debería traer tristeza, pero reconocemos que todo nacimiento tiene dolor.
Sin embargo, no es una contradicción.
Porque cuando algo está por nacer, todo lo que está alrededor se ve afectado. Lo que quiere nacer necesita hacerse espacio. Y hacer espacio genera incomodidad.
👉🏻 La incomodidad no es señal de fracaso, es señal de parto.
Nacer afecta todo el entorno. Siempre, de una u otra manera, todo se mueve.
Quien convive con una mujer a punto de dar a luz sabe exactamente de lo que hablamos. La ropa molesta, el descanso se interrumpe, el cuerpo cambia, el humor fluctúa. Todo el ambiente se ve alterado.
👉🏻 Cuando algo de Dios está por nacer, nada queda igual.
Con Jesús pasó lo mismo, y de una manera aún más intensa.
Una joven virgen, comprometida en matrimonio, queda embarazada antes incluso de la boda. Padres, vecinos, entorno… todos opinando, todos señalando.
Y el día del parto, no hubo comodidad. No hubo cuna. No hubo posada. Jesús nació en un establo, en un lugar destinado a los animales.
Podríamos preguntarnos: ¿Era necesario tanto dolor? ¿Tanta dificultad? ¿Tanta contradicción?
El Rey de todas las cosas eligió nacer en el lugar más bajo y despreciado.
👉🏻 Dios descendió hasta lo más bajo para levantarnos a lo más alto.
Lucas 2:4–7 (NVI):
«También José, que era descendiente del rey David, subió de Nazaret, ciudad de Galilea, a Judea. Fue a Belén, la Ciudad de David, para inscribirse junto con María, que estaba comprometida para casarse con él. Ella se encontraba embarazada, y mientras estaban allí se le cumplió el tiempo. Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada.»
👉🏻 Cuando no había lugar para Jesús en la posada, Dios igual hizo lugar para el milagro.
Todo nacimiento provoca una revolución que muchas veces no logramos dimensionar.
Hoy existe algo llamado Baby Shower. Una celebración para ayudar a los padres con lo que el bebé va a necesitar. Pero detrás de esa fiesta hay movimiento: invitados, comida, decoración, proveedores, empleados, logística.
Un solo nacimiento mueve a muchísimas personas.
Y esto no es algo nuevo.
El mejor Baby Shower de la historia lo organizó Dios mismo… y fue para Jesús.
Mateo 2:1–5, 9–12 (NVI):
«Después de que Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, llegaron a Jerusalén unos sabios procedentes del Oriente… Vimos levantarse su estrella y hemos venido a adorarlo… Al ver la estrella, sintieron muchísima alegría… y presentaron como regalos oro, incienso y mirra…»
👉🏻 Cuando Dios da a luz un propósito, Él mismo se encarga de la provisión.
Los mejores regalos estuvieron disponibles para Él. Regalos que hablaban de provisión, de adoración, de comunión… y también del sufrimiento que aseguraría nuestra salvación.
Vivimos constantemente esta tensión de opuestos que se complementan. Dolor y esperanza. Lucha y respuesta. Ataque y victoria.
Esto no es una contradicción. Esto es la vida.
Y quienes tenemos la dicha de sabernos amados por Jesús, hemos experimentado ser rescatados una y otra vez. Atrapados en arenas movedizas, hundiéndonos más con cada intento… hasta que Jesús extiende Su mano y nos saca.
👉🏻 Cuando ya no podemos más, Él siempre llega a tiempo.
La cultura griega hablaba de un dios llamado Thanatos, el dios de la muerte. Y para esa cultura, la muerte siempre ganaba.
Pero para los que estamos en Cristo, la historia es distinta.
👉🏻 La vida siempre vence en Jesús.
El que ganó la batalla no fue un dios inexistente. El vencedor es el Dios vivo y verdadero, y Su nombre es Jesús.
Para ir cerrando, la Biblia dice que el poder de la vida y de la muerte está en la lengua. Dios te dio la posibilidad de vivir una vida abundante, una vida que vale la pena.
Por eso es tan importante cuidar lo que hablamos. Porque hablamos de lo que alimentamos.
👉🏻 Si alimentás tu vida con palabras de vida, vas a vivir una vida abundante.
Hoy quiero decirte algo con claridad pastoral:
Dios ha estado trabajando en hacer espacio para que lo sobrenatural de Él nazca en tu vida. Para que la promesa se expanda. Para que lo nuevo vea la luz.
No importa cuántas malas noticias quieran perseverar contra vos. En Cristo hay vida. Y hay vida en abundancia.
Ánimo. Ponete firme. Seguí hacia adelante.
👉🏻 Jesús nació. Y cuando Jesús nace, la esperanza siempre tiene la última palabra. Puede haber pasado de todo, y puede pasar de todo…
Pero ánimo:
¡Jesús nació!
— Pastor Christian Schahab