Getsemaní: Lágrimas de Agonía, Gritos de Victoria


Mateo 26:36-39 'Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a los discípulos: —Siéntense aquí, hasta que yo vaya allá y ore. Tomó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Entonces les dijo: —Mi alma está muy triste, hasta la muerte. Quédense aquí y velen conmigo. Pasando un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: —Padre mío, de ser posible, pase de mí esta copa. Pero, no sea como yo quiero, sino como tú. ' RVA

El Jardín de la Decisión

Muchos han oído hablar de Getsemaní, pero pocos comprenden la profundidad de este lugar.

No es solo un punto geográfico en Jerusalén.

Es el umbral donde la humanidad de Cristo se quebrantó y su divinidad brilló en obediencia.

¿Dónde está Getsemaní?

Getsemaní es un huerto ubicado al pie del Monte de los Olivos, al este de Jerusalén, cruzando el valle de Cedrón. Hoy, si caminas por allí, todavía podes ver olivos milenarios, algunos con más de 2000 años de antigüedad y es muy posible que esos mismos árboles fueran testigos del llanto de Jesús.

¿Qué significa Getsemaní?

En hebreo, Gat Shemanim significa “prensa de aceite”. Era un lugar donde se trituraban aceitunas para extraer el aceite puro.

  • Así como las aceitunas eran aplastadas hasta derramar su esencia, Jesús fue presionado en agonía hasta sudar sangre.
  • Así como el aceite se usaba para la unción y la luz, la entrega de Jesús nos ungió con salvación y nos dio la luz de la vida.

 Getsemaní no es solo un huerto.

Es el lugar donde el Salvador fue prensado hasta la última gota de su amor.

El Getsemaní no era solo un huerto. Era un jardín de batalla. Un campo de guerra donde el Hijo de Dios sudó sangre y se quebró en angustia.

En el Edén, el primer hombre, Adán, traicionó a Dios en un jardín. Ahora, en Getsemaní, el segundo Adán, Jesús, se entregaría completamente para restaurar lo que el pecado había destruido.

Lo que se perdió en un jardín, se empezó a recuperar en otro. 

Jesús no solo lloró en Getsemaní. Gritó en angustia.

Jesús no solo oró. Cayó al suelo, roto, temblando en agonía.

Jesús no solo pidió al Padre.

Se rindió a Él con un clamor de victoria.

Hoy hablaremos del Getsemaní de Jesús y del nuestro. El lugar donde lloramos, pero también donde nos levantamos.

1. EL JARDÍN DONDE LA ANGUSTIA ROMPE EL ALMA

El evangelio de Lucas nos dice algo impactante:

'Y angustiado, oraba con mayor intensidad, de modo que su sudor era como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra] . ' Lucas 22:44 RVA

El Hijo de Dios pidió que la copa pasara.

Jesús, el Cordero sin mancha, pidió una salida.

¡Pero aquí está la diferencia entre Adán y Cristo!

Adán dijo en Edén: “Hágase mi voluntad.”

Cristo dijo en Getsemaní: “Hágase tu voluntad.”

  • A veces oramos y queremos que Dios responda como queremos.
  • A veces le pedimos a Dios que cambie la historia, que nos libre del dolor.
  • Pero la verdadera fe no es recibir lo que pedimos, sino rendirnos a lo que Dios ha decidido.

 Jesús bebió la copa amarga porque sabía que la obediencia era el camino a la gloria.

'Por lo cual, también Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que es sobre todo nombre; ' Filipenses 2:9 RVA

¡La obediencia que duele hoy es la victoria que gritarás mañana!

2. EL JARDÍN DONDE LA VOLUNTAD DE DIOS DUELE

Jesús hizo una petición honesta:

'Pasando un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: —Padre mío, de ser posible, pase de mí esta copa. Pero, no sea como yo quiero, sino como tú. ' Mateo 26:39 RVA

El Hijo de Dios pidió que la copa pasara.

Jesús, el Cordero sin mancha, pidió una salida.

¡Pero aquí está la diferencia entre Adán y Cristo!

Adán dijo en Edén: “Hágase mi voluntad.”

Cristo dijo en Getsemaní: “Hágase tu voluntad.”

  • A veces oramos y queremos que Dios responda como queremos.
  • A veces le pedimos a Dios que cambie la historia, que nos libre del dolor.
  • Pero la verdadera fe no es recibir lo que pedimos, sino rendirnos a lo que Dios ha decidido.

Jesús bebió la copa amarga porque sabía que la obediencia era el camino a la gloria.

'Por lo cual, también Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que es sobre todo nombre; ' Filipenses 2:9 RVA

¡La obediencia que duele hoy es la victoria que gritarás mañana!

3. EL JARDÍN DONDE EL QUEBRANTO ABRE EL CAMINO A LA GLORIA

Getsemaní no fue el final.

Fue el grito de guerra antes de la cruz.

Fue el temblor del cielo antes de la resurrección.

  • Jesús salió de Getsemaní fortalecido, no derrotado.
  • Jesús caminó al Calvario como un Rey, no como una víctima.
  • Jesús fue clavado en la cruz, pero ya había vencido en el jardín.

Escúchame bien:

  • ¡Tu Getsemaní no es tu derrota, es tu preparación!
  • ¡Tu Getsemaní no es el final, es el inicio de la gloria!
  • ¡Si hoy estás llorando, mañana estarás resucitando!

Jesús sudó sangre, pero en la tumba rompió las cadenas del infierno.

Jesús clamó en angustia, pero en la cruz gritó con poder: “Consumado es”.

Jesús cayó postrado en el jardín, pero se levantó victorioso en la resurrección.

Conclusión: EL GRITO DE VICTORIA DESPUÉS DEL SUFRIMIENTO

Hoy digo ¡!!!!

“Voy a beber la copa, aunque me duela, porque al final del camino sé que habrá una recompensa.”

Y esa es la verdad de este mensaje: después del dolor, viene la gloria.

Llamado final:

  1. Si estás en tu Getsemaní, no huyas. Dios está contigo en la angustia.
  2. Si estás luchando con la voluntad de Dios, rendite. Su plan es más grande que tu dolor.
  3. Si sentis que no podes más, recorda: Después del jardín, viene la resurrección.

Jesús salió del Getsemaní con un propósito firme.

Jesús salió del Getsemaní para cambiar la historia del mundo.

Querido , Querida

Hoy es tu momento.

Tu Getsemaní no es tu final.

Dios te está preparando para la victoria.

¡Grita en fe: la gloria viene después del quebranto!

Oración Final

“Señor, hoy entregamos nuestro Getsemaní en tus manos. Aunque el camino sea difícil, confiamos en que después del quebranto vendrá la gloria. No se haga nuestra voluntad, sino la tuya. Amén.”

Pastor Pablo Gomelsky