(Recuperando Nuestra Identidad en Cristo)
Doble Identificación
Todos nacemos con una doble identificación.
La primera es terrenal. Desde la concepción, todo se prepara para nuestra llegada. Al nacer, recibimos un documento que nos distingue: en Argentina, el DNI. Ese número dice quiénes somos, a qué familia pertenecemos y nos ubica dentro de un contexto social y cultural.
Todo lo que vivimos —educación, salud, oportunidades— depende de muchas variables que pueden favorecer o limitar nuestro crecimiento. Los primeros años dejan huellas profundas, moldeando nuestra manera de ver la vida.
Pero hay una segunda identidad, mucho más profunda: la espiritual.
Dios nos creó con un propósito único, definido incluso antes de que nuestros padres pensaran en nosotros.
Esa identidad no se pierde, aunque las circunstancias y la voz del enemigo intenten convencernos de lo contrario.
Hoy vamos a enfocarnos en recuperar esa identidad.
La pérdida de identidad
A medida que crecemos, las experiencias moldean nuestra forma de actuar:
-
Algunos se vuelven defensivos, con enojo o desinterés...
-
Otros esconden el dolor detrás del humor constante.
Tal vez algunos se sienten identificados... unos con la “cara de limón”, otros con la “cara de payaso”. Todos hemos encontrado formas de protegernos.
Pero detrás de eso, muchos dejamos sueños y anhelos en el camino.
Olvidamos que fuimos creados para crecer, multiplicarnos y gobernar sobre lo que Dios nos da.
Génesis 1:27-28:
“Así que Dios creó a los seres humanos a su propia imagen... Sean fructíferos y multiplíquense... Llenen la tierra y gobiernen...”
El enemigo nos susurra: “No podés, no hay salida, no hay esperanza”.
Pero esa voz solo tiene el poder que le damos.
¿Queres empezar a callar esa voz hoy?
2 Timoteo 1:7:
“Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez, sino de poder, amor y autodisciplina.”
Jesús enfrentando la tentación
Jesús nos mostró el ejemplo perfecto de cómo defender nuestra identidad en Dios.
Después de su bautismo, el Espíritu lo llevó al desierto, donde enfrentó tres grandes tentaciones del enemigo:
1. “Si eres Hijo de Dios, convierte estas piedras en pan”
◦ Jesús respondió con firmeza:
“No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”
2. “Tírate desde lo alto del templo y demuestra quién eres”
◦ Jesús respondió:
“No tentarás al Señor tu Dios.”
3. “Todo esto te daré si me adoras”
◦ Jesús respondió:
“Al Señor tu Dios adorarás y solo a Él servirás.”
Cada respuesta de Jesús nos enseña:
-
Conoce tu identidad: Él sabía quién era y no dejó que el enemigo lo definiera.
-
Responde con la Palabra: no discutió, no dudó, no cedió.
-
Mantente firme en tu propósito: cada respuesta reafirma su misión y su llamado.
Si Jesús pudo callar la voz perturbadora con la Palabra y su identidad clara, nosotros también podemos.
Cada vez que la ansiedad, el miedo o la duda nos hablan, tenemos la misma herramienta: la Palabra de Dios y nuestra identidad como hijos de Dios.
Nuestra Identidad
Todo converge aquí: somos hijos de Dios.
-
Nuestra verdadera identidad no está en un registro civil, sino en Cristo.
-
Solo desde esta identidad podemos vivir el propósito que Dios nos dio y no bajo miedo ni limitaciones.
¿Te das cuenta de que tu identidad ya está escrita en el cielo?
Hechos 1:8:
“Recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes; y serán mis testigos...”
Cuando caminamos en nuestra identidad, ninguna voz enemiga puede desviarnos de nuestro llamado.
Valentía basada en identidad
Veamos el ejemplo de la iglesia primitiva en Hechos 4:
Hechos 4:27-30:
“De hecho, ¡eso ha ocurrido aquí en esta misma ciudad! Pues Herodes Antipas, el gobernador Poncio Pilato, los gentiles y el pueblo de Israel estaban todos unidos en contra de Jesús, tu santo siervo, a quien tú ungiste. Sin embargo, todo lo que hicieron ya estaba determinado de antemano de acuerdo con tu voluntad. Y ahora, oh Señor, escucha sus amenazas y danos a nosotros, tus siervos, mucho valor al predicar tu palabra. Extiende tu mano con poder sanador; que se hagan señales milagrosas y maravillas por medio del nombre de tu santo siervo Jesús.”
Después de la muerte de Jesús, la iglesia fue perseguida y amenazada para que no predicara más en su nombre.
¿Y qué hicieron?
Cualquiera con miedo de morir habría orado para ser librado del peligro.
Pero ellos hicieron algo distinto: oraron para predicar sin temor.
Hay personas que oran solo para evitar problemas.
Pero otros oran para no tener miedo y seguir avanzando en los procesos que Dios tiene para ellos.
Vengo aquí a hablarle a gente que necesita dejar de caminar según sus miedos y empezar a caminar basada en sus propósitos.
Empezar a dejar de quejarse por sus limitantes y comenzar a creerle a un Dios que hace posible lo imposible.
A.W. Tozer:
“Dios está buscando aquellos con quienes pueda realizar lo imposible. Qué lástima que solo planifiquemos lo que podemos hacer por nosotros mismos.”
Tu verdadero “documento” no está en un registro civil.
Está en Cristo.
No camines como si no lo tuvieras.
Pastor Christian Schahab