Estando a las Puertas


Lucas 24:1-5 'El domingo, muy temprano por la mañana, las mujeres fueron a la tumba, llevando las especias que habían preparado. Encontraron que la piedra de la entrada estaba corrida a un costado. Entonces entraron, pero no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban allí perplejas, de pronto aparecieron dos hombres vestidos con vestiduras resplandecientes. Las mujeres quedaron aterradas y se inclinaron rostro en tierra. Entonces los hombres preguntaron: «¿Por qué buscan entre los muertos a alguien que está vivo? ' NTV

Entendemos y entendimos que la clave de todo es la resurrección.

El sacrificio en la cruz era necesario para seguir con lo que estaba establecido para pagar los pecados, pero sin resurrección hubiese quedado en otro sacrificio más. Y Jesús no es otro sacrificio más.

Las mujeres, como todos los discípulos, estaban necesitando una esperanza. Porque la persona que les había traído esperanza y bendición y que ellas estaban creían que era la  respuesta a sus pedidos, la oportunidad de ser libres, de repente había muerto. 

Hasta ese entonces las mujeres y los discípulos y todos los que estuvieron con Jesús no habían entendido que Jesús tenía que resucitar. 

Para todos ellos la muerte de Jesús era el fin de la esperanza. 

Vivieron con Jesús. Comieron con Jesús. Vieron milagros. Vieron a muertos resucitar. Vieron a paralíticos ser sanados. Vieron a Jesús perdonar pecados. Pero en cuanto murió, dijeron, se acabó. 

Porque la esperanza de ellas no estaba puesta en lo que Jesús quería hacer, sino en lo que ellas querían que Jesús hiciera. 

Cuántas veces queremos que Dios haga las cosas de determinada manera. A nuestro entender

Es como cuando estás yendo a tomar el tren y a punto de entrar se te cierra la puerta en la cara. 

O cuando estás por subir al subte y  te agarra la nariz . O esta la peor de todas, vas a tomar el colectivo. Está en la parada, empezas a correr y cuando corres cierra la puerta y se va y te mira por el retrovisor.  Que genera? la primera reacción es bronca, la segunda es tristeza

Ellos, los discípulos, las mujeres, los judíos, esperaban un salvador del imperio romano. Jesús fue quien nos salvo del imperio de la muerte

Ellas esperaban que Jesús fuera no solamente una buena persona que hace milagros, esperaban que Jesús fuera quien los librara de una esclavitud real. Pero querían hacerlo a su forma, esperaban a alguien sentado en un caballo que viniera con una espada y entrara a Jerusalén diciendo “fuera los romanos!” 

Imagínate con una enfermedad que venís peleando y dicen, tengo malas noticias: rapareció la enfermedad pero, claro porque quedamos a las puertas, llegaste y de repente se te cerraron en la cara.

Ya está, ¿para qué? Otra vez. ¿Para qué me voy a esforzar si al final nadie ve lo que estoy haciendo? ¿Para qué voy a seguir insistiendo si al final no tengo un buen resultado?.

Siempre que te propongan hacer lo que sea, vas a encontrar oposición. Y muchas veces las puertas que estás esperando se van a cerrar en tu cara. 

Porque Dios tiene unas puertas más grandes pensadas para nosotros. 

¿Qué es lo que ocasiona que nosotros a veces estemos ante la oportunidad y no podamos verla?

Lo primero que nos nubla la mente es la tristeza. Pensamos y reflexionamos dos segundos en lo que sentimos cuando se cierran las puertas. Primero bronca, después fastidio, tercero tristeza. 

Camino a Emaus. Estaban tan tristes, habían permitido todos que la tristeza gobernara tanto sus mentes, que en vez de ver que Jesús estaba ellos, se seguían lamentando.

Lucas 24:10-11 'Fueron María Magdalena, Juana, María la madre de Santiago y varias mujeres más quienes contaron a los apóstoles lo que pasó. Pero a los hombres el relato les pareció una tontería, y no les creyeron. '

Las mujeres estaban hablando con los que comieron y durmieron con Jesús, con los que le vieron resucitar al hijo de la viuda, con los que le vieron llamar a Lázaro y decirle, ven fuera, y decían, y ellos ahora estaban diciendo “dejá de chamuyar”.

Y así nos pasa a nosotros a veces. Vimos, probamos, recibimos tantas bendiciones de Dios que nos acostumbramos y de repente cuando una no sale como queremos, dejamos que la tristeza nos gobierne, llena nuestra mente y cuando viene la oportunidad, no la tomamos porque “ya paso”

Porque en lugar de haber recordado y de haber vuelto a tener en su mente y memoria todos los milagros que Jesús hizo en ellos y con ellos, estaban pensando que Jesús se murió y se acabó.

Los que habían vivido con el autor de la vida no creían en la resurrección porque, en ellos, estaba siendo más fuerte la tristeza de su desesperanza que la promesa de victoria. 

¿Cuánto estamos dejando que la tristeza nos gobierne? ¿Cuánto estamos permitiendo que las situaciones u ocasiones que no salen como esperábamos sean las que determinen el resto de nuestro día.?

Si no salen las cosas como pensamos, no tenemos que permitir que la tristeza o la molestia de esa situación sea la que determine el futuro de nuestras vidas. ¿Sabés por qué muchas veces nosotros no conseguimos la victoria? No porque Dios no quiere, porque le estamos dando más entidad a la situación que a la promesa. 

Jesús llegando 4 días después de la muerte de Lázaro. 

Lo malo que pasó, ya pasó. Lo bueno que te pasó, ya pasó. No vuelvas a buscar atrás lo que no te va a dejar salir hacia adelante. 

No te quedes ahí. Habla con Jesús, contale a Jesús. Entonces, ¿qué puedo hacer de forma práctica para poder salir de esto? Bueno, lo primero, habla con Jesús. 

Lo segundo, hablale a tu mente. Es lo que hizo David en un momento cuando su alma estaba medio triste, medio molesta. Y de repente dice, bendice alma mía al Señor. Se ordenaba a su alma que bendiga al Señor. ¿Y por qué se ordenaba? Porque su alma estaba triste. Entonces David, en vez de permitirle quedarse en la tristeza, le decía, para alma, para un poquito. Estamos mal, sí, pero acordate de él. Él es el que perdona tus iniquidades. Ah, bueno, ahí tengo una buena, ¿ves? Cuando uno toma no solamente esta actitud sino esta determinación empieza a ver que es mucho más fuerte lo bueno de Dios que lo malo temporal que estamos pasando entonces te tenés que levantar no es porque te obligues porque no queda otra, porque tu alma empieza a quitar la tensión de la tristeza y empieza a llenarse de resultados de fe que te alimentan, te fortalecen, te levantan y no te permiten quedarte parado y quieto. Se te cerró la puerta, mirá para arriba, hay una mucho más grande abierta. Hoy no se dio de esta forma, no te hagas problema, Dios se encarga del qué, del cómo y del cuándo, pero lo vas a conseguir.

No te canses de orar. No te canses de pedir. No te canses de buscar. Va a venir como Él quiera y va a ser mejor que lo que planeaste.

¿Estás triste? Sí. Preparate, hoy Dios te restaura ¿Pensabas que no se podía? Hoy estamos viendo que se puede, la Biblia lo dice.

Recorda que con Dios nunca se pierde, con Dios siempre se gana, solo es cuestión de tiempo.