Amor Largo !!!


Romanos 5:5 “El amor de Dios ha sido derramado en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos fue dado.” NTV

🎙️ Sermón: “Dios te ama como sos… pero no te va a dejar así”

Querida familia:

🫂1. Todos, en lo profundo, buscamos lo mismo.

No importa la edad, la historia o la ropa que llevamos puesta.

Todos queremos ser amados.

Amados de verdad. No por lo que mostramos, no por lo que tenemos, no por lo bien que nos sale algo.

 

Queremos ese amor que no se va cuando metemos la pata, que no se asusta si un día estamos rotos, ese amor que no nos exige cambiar para aceptarnos… pero que nos ama tanto que no nos deja igual.

 

Y eso, eso lo da Dios.

 

🌳 2. Zaqueo: el chiquito que se subió al árbol… y terminó recibiendo a Dios en su casa

 

Zaqueo era conocido en la ciudad. Pero no por algo bueno.

 

Era recaudador de impuestos.

Y eso, en ese tiempo, era sinónimo de traición.

Trabajaba para los romanos, se llenaba los bolsillos, y pisaba cabezas para subir.

 

Tenía dinero… pero no tenía paz.

Tenía poder… pero nadie lo respetaba.

Era chiquito de estatura y también, quizás, de autoestima.

 

Un día escucha que Jesús va a pasar por su ciudad.

 

Y no hace lo que haría alguien seguro de sí:

no camina entre la gente,

no busca un lugar adelante,

se sube a un árbol.

 

¿Por qué?

 

Porque no se sentía digno.

Porque sabía que nadie lo iba a dejar pasar.

Porque ya había aprendido a mirar la vida de lejos.

Como tantos hoy… que miran la fe de lejos.

Que miran a Jesús de lejos.

Que piensan: “Eso no es para mí”.

 

Pero cuando Jesús pasa por ese lugar, se detiene.

Levanta la vista.

Y lo llama por su nombre:

 

“Zaqueo… bajá enseguida. Hoy quiero quedarme en tu casa.” (Lucas 19:5)

 

¡Qué momento!

¡El Maestro!

¡El Santo!

¡El que sanaba, el que hablaba con autoridad!

¡Quería ir a la casa de Zaqueo!

 

La gente murmuraba. Se escandalizaba.

 

“¿Cómo va a entrar en la casa de ese pecador?”

 

Pero a Jesús no lo escandaliza el pecado.

Lo conmueve el corazón que está buscando.

 

🔥 3. El amor de Jesús cambia más que cualquier sermón

 

Jesús no le dijo a Zaqueo:

—“Arreglá todo y después vemos.”

—“Hacé una lista de pecados.”

—“Traeme testigos de tu arrepentimiento.”

 

No.

Jesús entró primero.

Se sentó en su mesa.

Compartió la comida.

Y después… el milagro pasó por dentro.

 

Zaqueo, sin que nadie lo obligue, sin que nadie le levante el dedo, dice:

 

“Voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres.

Y si le robé a alguien, le voy a devolver cuatro veces más.”

 

¡Impresionante!

 

El que antes se llenaba, ahora da.

El que antes escondía, ahora repara.

El que antes se alejaba, ahora abre su casa.

 

¿Y todo por qué?

Porque alguien lo miró con Amor.

Alguien lo vio cuando nadie más quería verlo.

Alguien lo llamó por su nombre… y creyó en él antes de que cambiara.

 

👁️ 4. Dios también te ve a vos

 

Tal vez vos también estás subido a tu árbol.

No uno con ramas y hojas, sino ese árbol que inventamos para escondernos un poco de la vida.

Puede ser el trabajo, el orgullo, la adicción, la dureza, el cinismo.

Cosas que usamos para mirar… pero no involucrarnos.

 

Pero hoy, Jesús también está pasando por tu camino.

Y te dice lo mismo:

 

“Bajá. No te escondas más.

Hoy quiero entrar en tu historia.

No me importa lo que hiciste… me importa lo que vamos a hacer juntos.”

 

🕊️ 5. El Espíritu trabaja callado, pero profundo

 

El amor de Dios no te pega un grito para que cambies.

No es un control remoto ni un GPS que recalcula cada error.

 

Es un viento cálido.

Es una voz suave que te dice: “Quedate conmigo. No te vayas. Yo estoy.”

 

Ese Espíritu empieza a hacer espacio donde había enojo,

cura lo que parecía intocable,

y te devuelve la esperanza en vos mismo.

 

🛑 6. Dios no te ama por lo que lograste… te ama por lo que Él ve en vos

 

Y por eso no te deja igual.

 

Dios no hace maquillaje espiritual.

Él hace transformación real.

 

Pero lo hace con amor, no con castigo.

Lo hace desde adentro, no con apariencia.

 

Él no te ve como “el que robó”, “la que falló”, “el que no cambia más”.

 

Él te ve como hijo.

Como hija.

Como alguien que vale la Sangre de Jesús.

 

🙌 Cierre: No te bajes del árbol con vergüenza… bajate con fe

 

Zaqueo bajó del árbol y no huyó.

Se quedó. Se dejó amar. Se dejó transformar.

 

Hoy, Jesús también te está diciendo:

 

“No te estoy mirando para juzgarte.

Te estoy mirando para que bajés… y caminemos juntos lo que viene.”

“Quiero quedarme en tu casa.

En tu historia.

En tu proceso.”

 

Y vos… ¿te animás a abrir la puerta

 

Pastor Pablo Gomelsky.